LOS HURACANES Y
SU CLASIFICACIÓN
La
temporada de huracanes, que se inició el 1 de junio y concluye el 30 de
noviembre, tendrá de 11 a 17 tormentas tropicales y de cinco a nueve huracanes,
de los cuales de dos a cuatro serían de categoría mayor a tres (con vientos de
178 kilómetros por hora); claro que son fechas estipuladas por el hombre pero
al final del caso, a la naturaleza no le importa lo que pensemos los humanoides y desde principios de mayo pueden
formarse estos meteoros en el Mar Caribe
o en el Golfo de México. Al otro lado, en el Pacífico, la fiesta se
supone que empezaba el 15 de mayo pero al Huracán Adrián le valió madres las
predicciones humanas y se formó 6 días antes de iniciarse la temporada en el Pacífico Oriental. Entonces hablaremos sobre estas perturbaciones meteorológicas; de principio, el huracán es
el más perrón de los fenómenos naturales
conocidos como ciclones en esta parte del mundo, en India se les dice
monzones y en otros lados tifón, tormenta y hasta tornados. Son sistemas de
baja presión (como nuestra economía) con lluvias
y actividad eléctrica; sus vientos
rotan en contra de las manecillas del
reloj. Cuando lleva vientos menores a 62 kilómetros por hora se le llama
Depresión; más de 63 y hasta 117 kms/hr. Se transforma en Tormenta y al exceder
los 118 kms. se convierte en
Huracán. Ahora bien, siempre nos dicen
en las noticias: el Huracán Fulana de Tal es de categoría 5 según la escala
Saffir Simpson; y quiénes son esos
señores? Acaso parientes de
Homero y Bart? Pues nó, estos dos muchachos en 1969 inventaron la
mentada escala; fue el Ingeniero civil Herbert
Saffir quien trabajaba para Naciones Unidas en el estudio de
construcciones de bajo costo en áreas propensas a sufrir deterioros por
huracanes quien se dio cuenta que no existía una regla apropiada para describir los efectos de estos fenómenos; entonces, inventó una escala de cinco
niveles basada en la velocidad del
viento y su efecto destructor en edificios y casas; más tarde Saffir cedió la
escala al Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos donde después Bob
Simpson a la postre director de dicho centro, le añadió los efectos del oleaje e inundaciones. La
escala Saffir-Simpson define y clasifica la categoría de un huracán en función
de la velocidad de los vientos del mismo. La categoría 1 es la menos intensa
(vientos de 119 a 153 km/h); la categoría 5 es la más intensa (vientos mayores
que 250 km/h). La categoría de un huracán no está relacionada necesariamente
con los daños que ocasiona. Los huracanes categorías 1 ó 2 pueden causar
efectos graves dependiendo de los fenómenos atmosféricos que interactúen con
ellos, el tipo de región afectada y la velocidad de desplazamiento del huracán.
Los huracanes de categoría 3,4, o 5 son considerados como severos. En el
pasado, en el siglo 18 se denominaba a los huracanes con el nombre del santo del
día en que se manifestaba su poder y destrucción
en alguna zona concreta. A finales del siglo 19 el meteorólogo australiano
Clement L. Wragge fue el primero en referirse a huracanes utilizando nombres
propios de mujeres y se servía de nombres bíblicos para tal efecto. Desde 1953
Estados Unidos empezó a identificarlos mediante nombres de mujeres utilizando
el alfabeto fonético. Para 1978 empezaron a incluirse nombres de hombres
alternadamente con los de mujer; un año más tarde la Organización Meteorológica
Mundial y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos unificaron este criterio.
Año tras año y se repite cada seis, se elabora una lista con los nombres que
recibirán los huracanes que se vayan sucediendo a lo largo de la temporada en
donde incluyen un nombre por cada letra del alfabeto. Esto permite identificarlos con más facilidad y precisión.
Estos son los nombres para la temporada 2017 en nuestra zona: Adrián, Beatriz, Calvin, Dora, Eugene, Fernanda, Greg,
Hilary, Irwin, Jova, Kenneth, Lidia, Max, Norma, Otis, Pilar, Ramón, Selma, Sergio,
Todd, Tara, Verónica, Wiley, Xina, York, Zelda. Por último, algunas medidas
preventivas en caso de peligro de huracán:
Realiza un plan familiar de emergencias.
Prepara un botiquín de primeros auxilios.
Ten preparados alimentos enlatados y agua purificada
o hervida en envases con tapa.
Coloca los documentos importantes en bolsas de
plástico.
Elabora un directorio telefónico con los números de
familiares, escuelas, servicios de emergencia, seguridad y Protección Civil.
Limpia la azotea, desagües, canales y coladeras.
Mantén una radio de pilas encendida para recibir
información e instrucciones de fuentes oficiales.
Desde el interior de tu casa, protege vidrios y
cristales con cinta adhesiva colocada en forma de “X” y corre las
cortinas. Las ventanas grandes pueden
cubrirse con tablas que soporten los fuertes vientos.
Ten en cuenta la probabilidad de evacuar tu hogar si
lo consideras inestable.
Corta ramas de árboles que podrían desprenderse y
causar daños.
Ten a la mano ropa abrigadora o impermeable.
DURANTE EL HURACÁN
Conserva la calma y tranquiliza a tus familiares.
Mantén encendido el radio de pilas para obtener
información o instrucciones acerca del huracán.
Desconecta todos los aparatos y el interruptor de
energía eléctrica.
Cierra las llaves de paso de gas y agua.
Mantente alejado de puertas y ventanas.
Si el viento abre una puerta o ventana, no avances
hacia ella de frente.
Mantente atento a la información de autoridades y
medios de comunicación, hasta el fin de la emergencia.
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