EN UN MINUTO
Con Porfirio Gutiérrez
MADERO Y LA NO REELECCIÓN
Hoy conmemoramos 102 años del fallecimiento de don Francisco
I. Madero. Contra lo que nos dijeron los
libros de historia la “I” se refería a Ignacio y no a Indalecio, así
que a volver a aprendernos el nombre.
Conciudadanos:- No
vaciléis pues un momento: tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores,
recobrad vuestros derechos de hombre libres y recordad que nuestros antepasados
nos legaron una herencia de gloria que no podemos mancillar. Sed como ellos
fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria”. —SUFRAGIO
EFECTIVO, NO REELECCIÓN—(PLAN DE SAN LUIS)
Don Francisco I. Madero, fue uno de los héroes que
encabezaron la Revolución Mexicana en 1910, la cual buscaba cambiar la realidad
social y económica del país además de destituir al entonces presidente Porfirio
Díaz. Francisco I. Madero nació en la
hacienda de El Rosario, Parras de la Fuente, Coahuila, el 30 de octubre de
1873. Hijo de Francisco Madero Hernández y de Mercedes González Treviño.
Estudió en el colegio jesuita de San Juan Nepomuceno Saltillo, en 1886 hizo
estudios de agricultura en Maryland, Estados Unidos; en 1904 funda el partido democrático
independiente que se oponía a la reelección del Gobernador de Coahuila Miguel
Cárdenas, en 1905 tuvo contacto con la Junta Organizadora del Partido Liberal
Mexicano, a la cual apoyó económicamente para la reanudación de la edición del
periódico Regeneración. Sin embargo retiró su apoyo al PLM debido a las
diferencias ideológicas con Ricardo Flores Magón; En 1908 publicó su polémico
libro La sucesión presidencial en 1910, en el que expuso las principales
cuestiones políticas que inquietaban al país. Tuvo mucho éxito.
En 1909 fundó
el Partido Nacional Antirreeleccionista, opuesto a un Porfirio Díaz que, ocupó
la presidencia de la nación desde 1877. Elegido candidato a la presidencia por dicho
partido, y tras alcanzar un alto nivel de popularidad en las elecciones de
1910, Madero fue encarcelado por orden del gobierno en San Luis Potosí, bajo
los cargos de conato de rebelión y ultraje a las autoridades. Logró escapar
hacia Estados Unidos y desde San Antonio, Texas promulgó el Plan de San Luis,
una llamada a las armas que por fin causaría la renuncia del Presidente Díaz en
1911, seguida de una guerra civil de diez años en la que morirían más de un
millón de mexicanos.
Madero promovió medidas para
redistribuir la tierra, pero a los campesinos les parecieron demasiado tibias;
los sectores más radicales exigían expropiaciones. En otros ámbitos de la
producción, como el textil y la minería, se inició una campaña de huelgas para
reclamar mejoras laborales. Entretanto, el gobierno de Madero puso en marcha
acciones para mejorar la atención sanitaria y educativa de la población, y
aprobó la reducción de la jornada laboral, que pasó de doce a diez horas.
Intentó también racionalizar la recaudación de impuestos y evitar el
encarecimiento de los artículos de primera necesidad. No fue capaz de llevar a
cabo ninguna de las reformas políticas y sociales que había prometido debido a
la oposición de algunos de sus partidarios y a sus propias limitaciones
administrativas. Sobrevivió a varias insurrecciones, pero en 1912 estallaron
rebeliones en el norte y en el sur de México protagonizadas por Pascual Orozco
y Emiliano Zapata; en febrero de 1913, el comandante en jefe del Ejército el
general Victoriano Huerta, ordenó su prisión y le obligó a renunciar. Pocos
días después, el 22 de febrero de 1913, Madero fue asesinado junto al
vicepresidente José María Pino Suárez en Ciudad de México, cuando era
trasladado a la penitenciaría de Lecumberri.

MADERO SE DEBE ESTAR
RETORCIENDO en su tumba. Y es que la reforma electoral aprobada por los
diputados actuales, le dio al traste a un emblemático slogan de cien años de nuestra revolución mexicana: la NO
REELECCION. Y fíjese como son las cosas: cuando la Bandera la han “ultrajado”
artistillas como Miley Cirrus, o nuestra
Soberanía Nacional la quieren arrinconar, nuestros políticos se desgarran las vestiduras,
quieren quemar en leña verde al infractor, se avientan del castillo envueltos en el lábaro
patrio. Pero cuando les dieron la línea de mandar al carajo el axioma de lucha de miles y miles de caídos
en la revolución, el paradigma por el cual se
derramó sangre y sudor en los suelos mexicanos, la no reelección, nadie
dijo nada. Todos levantaron la mano y ahora estamos ya en el primer proceso
electoral donde los políticos, excepto
el presidente nacional, podrán
reelegirse. Claro! Esto les dará la oportunidad de “seguir sirviendo”.
Pobrecito Panchito, con todo lo que sufrió
por el maloso ese del Victoriano y ahora le aventamos en cara su mas cara frase anti
dictadura: NO REELECCIÓN.