viernes, 6 de febrero de 2015



Con Porfirio Gutiérrez 

Margaretha Geertruida Zelle  nacida en Leeuwarden, Países Bajos y más conocida como Mata Hari, fue una famosa bailarina y actriz, condenada a muerte por espionaje y ejecutada durante la I Guerra Mundial. Pocos espías han despertado tanta fascinación como Mata Hari (1876-1917), la legendaria bailarina holandesa que escapó de una vida provinciana para convertirse en la mujer más fatal de su tiempo. La palabra matahari significa, en idioma malayo, sol y literalmente "ojo del día". Se casó a los 18 años, con un militar que no conocía, mucho mayor que ella y que había puesto un anuncio en un periódico. Desde niña, los uniformes militares habían suscitado en ella una especial atracción. En 1917, un año antes del final de la "Gran Guerra", fue sometida a juicio en Francia acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados. Fue declarada culpable sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día no se sostendrían en un juicio moderno. De hecho, una asociación de su ciudad natal solicitó al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, pero esta petición no fue atendida. Entre 1904 y la I Guerra Mundial fue la cortesana más famosa de la época, conoció todas las ciudades de Europa y no pocos secretos de política gracias a las confidencias de alcoba.  El día de su captura, pidió que se le diera tiempo para ducharse y cambiarse, pero al cabo de unos minutos, regresó completamente desnuda y repartiendo bombones a sus captores, en una acción fallida por disuadirlos. Tenía 41 años. Su cuerpo nunca fue reclamado por ningún familiar.danzas eróticas. Pronto creció su fama y frecuentó a hombres ricos, políticos y militares que engrosaron su lista de amantes. El estallido de la guerra en julio de 1914 la sorprendió bailando en un music-hall de Berlín. Supuestamente aprovechó su agenda de conocidos en ambos bandos para ofrecer sus servicios a Kraemer, jefe del espionaje alemán, con la esperanza de poder volver a la neutral Holanda con sus pertenencias a salvo. Pronto sus actividades en Madrid, donde en 1915 se veía con un oficial germano, despertaron las sospechas de la inteligencia aliada, que empezó a vigilarla. En 1916, Mata Hari volvió a París. Acorralada por el capitán Ladoux, del espionaje francés, que andaba tras sus pasos, se ofreció para trabajar como agente doble para Francia. La realidad es que nuevamente en Madrid siguió espiando para la embajada alemana como la agente H-21, pero sus mensajes fueron interceptados por Ladoux, que la tendió una trampa para que regresara a Francia. El 13 de febrero de 1917 fue arrestada y sometida a juicio, donde se la condenó a muerte acusada de aprovechar sus relaciones íntimas para trabajar como agente de Alemania. Ella lo negó, alegando que se acostaba con militares por placer, y no por deber. El 15 de octubre de 1917 fue fusilada en Vincennes al amanecer. Genio y figura, se negó a que le vendaran los ojos y antes de recibir la descarga lanzó un beso a los soldados del pelotón. Tenía 41 años. Su cuerpo nunca fue reclamado por ningún familiar.

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